viernes, 30 de octubre de 2009

¿Qué te dice la canción?

http://www.youtube.com/watch?v=tBrebmUVQ6I

Para compartir y deleitarnos

http://pelapapas.com.mx/htmls/animacion-arena-2.html

lunes, 26 de octubre de 2009

PREPARANDO LA SÍNTESIS...

Acciones:


a) Mira el siguiente video:


http://www.youtube.com/watch?v=Q0V33IDDI2E




b) Elabora un trabajo en donde se sintetice lo que has visto desde los textos durante todo el año, incluyendo lo aúlico y lo que trabajaste mediante el blogg.

c) Foro de discusión para socializar lo logrado.

jueves, 8 de octubre de 2009

ADOLESCENCIA PROLONGADA


Revista del CPM, edición nº 0


Factores socioculturales y familiares en la constitución y cambio del adolescente,
por Ana Gutiérrez López y Vicenta Piqueras.

Psic. ANA GUTIERREZ LOPEZ
Dra. VICENTA PIQUERAS
Centro Psicoanalítico de Madrid.
c/ Mejía Lequerica nº 18, 2ºB
28004 Madrid


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Es necesario que haya un espacio psíquico para que el niño desarrolle su identidad, libre del poder alienante del narcisismo de los padres, si no ha habido identificaciones claras antes no va poder desprenderse de ellas. De ahí la importancia de la permanencia y de la presencia de un núcleo estable que esté consolidado para que los aspectos imaginarios del trayecto identificatorio puedan tener la movilidad necesaria y otros objetos puedan ser investidos por el yo sin poner en peligro los propios referentes simbólicos.


Pero si el pasado infantil fue ocasión de frustración y carencia, y la actualidad se le presenta como traumática se puede producir en el adolescente una regresión temporal en la forma de abandono de preparación psíquica para el futuro. Esta regresión puede servir como descanso que permita reunir fuerzas, y retardar el desinvestimento de los objetos infantiles.


Es en este caminar entre la angustia ante el cambio y la angustia por el no cambio y el temor a quedarse adherido donde se sitúan un buen número de crisis que evidencian la patología adolescente. Esto significa tener que realizar el pasaje, como señala P. Aulagnier, de un yo idealizado, de un yo que uno cree ya realizado, en beneficio de los ideales, de lo que uno espera que el yo podrá llegar a ser, para poder entrar en la temporalidad.


Podemos observar en la búsqueda de ideales individuales y grupales, en los pensamientos más exaltados o ascéticos el cambio que en el súper yo y el ideal del yo se va experimentando en el muchacho, para pasar de aquello que le fue impreso por el deseo de los padres a su propio sistema de valores y de normas. De alguna manera se trata del pasaje del yo ideal al ideal del yo.


Este transitar lo define Sonia Abadi con el riesgo de quedar preso entre dos alternativas tanáticas, el de la dependencia absoluta y el de la autosuficiencia narcisística, ambas anulan el temor profundo que esconde la incertidumbre ante la vida.


Bernfeld acuña el término "adolescencia prolongada" refiriéndose a sujetos que demoran la resolución del conflicto adolescente y por tanto la consolidación de la identidad, convirtiendo una fase del desarrollo en su modo de vida.


Actualmente observamos en la clínica un aumento de las patologías de tipo narcisista y borderline y de las que denominamos patologías de la acción: trastornos de la alimentación, adicciones, delincuencia. Creemos que este aumento está relacionado con la no-resolución del proceso adolescente.


Nos encontramos con que en la actualidad la edad en que tiene lugar la pubertad biológica se ha adelantado, y continua adelantándose, sin embargo el tiempo requerido para preparar al adolescente para que actúe como adulto se prolonga. Se sabe cuando se inicia la adolescencia por los cambios fisiológicos que tienen lugar en los niños, pero no podemos saber y ahora menos, cuando acaba. La ausencia de ritos de iniciación y la dificultad para emanciparse prolonga indefinidamente, en algunos casos, este periodo. F. Dolto habla de cómo los jóvenes permanecen "incrustados" en el medio familiar sin que haya demasiado interés por ambas partes para que se produzca la PARENTECTOMIA (cortar por lo sano con los padres).



Casi todos los autores están de acuerdo en la necesidad de modelos identificatorios para que el muchacho pueda adquirir una identidad con la que constituirse en adulto y también casi todos están de acuerdo en la crisis de modelos que actualmente presenta nuestra sociedad. ¿Qué está pasando?


R. Kaës nos habla de la crisis de transmisión con la que hoy nos encontramos. Una serie de mutaciones en los sistemas de transmisión psíquicos, sociales y culturales ocasionan fracturas, que traen como resultado nuevas patologías asociadas a perturbaciones graves de la transmisión del vínculo.


Es un momento crítico cuando entre las generaciones se instaura la incertidumbre sobre los vínculos, los valores, los saberes por transmitir, sobre los destinatarios de la herencia. El concepto de modernidad es aquel por el cual cada generación se despega de la precedente y se coloca en posición de instituirse en su heredera. Pero en nuestra modernidad no hay solamente crisis de la transmisión, de sus objetos y se sus procesos: es también la crisis del concepto de la transmisión misma.


En este sentido numerosos autores de origen francés se han visto comprometidos en el estudio de lo transgeneracional.


En Francia lo transgeneracional está de moda. Se habla de análisis transgeneracional, de concatenación y de cadena de generaciones o de "reverberación mnésica" entre generaciones. Baranes habla de los defondados o los deprimidos blancos que deambulan de no-investidura en desinvestidura como resultado de fallas narcisísticas y de identidad. Son casos en los que falta el trabajo de transmisión y de reapropiación de la herencia de las generaciones precedentes. La falta en la transmisión generacional se hace patente en la adolescencia, donde se vuelve a hacer una revisión (P. Aulagnier) del contrato narcisista con la redacción de una "cláusula conclusiva". Así el joven adulto podrá ser inscrito simbólicamente de una manera nueva en el parentesco y en la doble diferencia de los sexos y de las generaciones.


La existencia de cambios esenciales en la constitución de la familia y de sus vínculos provoca también los cambios en los modelos parentales y en otros casos su ausencia. Cada vez son más frecuentes las familias monoparentales, los hijos únicos, los divorcios, y los nuevos emparejamientos de los padres, que proporcionan variedad de medio hermanos. Ahora estamos viendo en España algo que ya es muy frecuente en otros países con la afluencia de emigrantes, las familias que se han desarraigado de su país o zona de origen y la mezcla de culturas. Estamos asistiendo a la ruptura de modelos fijos o prefijados. Lo "puro" como tal no existe, es la época de la mezcla, la fusión está de moda y en todas partes (rock-fusión, jazz-fusión, arte-fusión).


La incorporación de la mujer a la vida laboral y la posibilidad de posponer la maternidad, ha colocado a nuestro país, según las últimas encuestas, en el último puesto en Europa en cuanto al índice de natalidad. El hijo único se impone. Hijo muy deseado, pero continuamente pospuesto, nace con mayor intensidad de fantasías y proyectos sobre él, con lo que la expectativa de sus realizaciones excede la mayoría de las veces a las posibilidades de ser llevado a cabo.


Y cuando ambos padres trabajan, los chicos, al volver del colegio, se encuentran la casa vacía, y la nevera llena. Los niños tienen que crecer rápidamente y adaptarse a la nueva situación. Los padres dejan de hacer y se abstienen de educar a los pequeños. Y si no hay niños, tampoco hay adultos. Los padres no se creen necesarios y dejan de aconsejar de presentarse como modelos a imitar y pasan, oh paradoja, a ser ellos quienes imiten a los jóvenes. Resulta patético ver a los padres vestirse y moverse como muchachos, madres que compiten con sus hijas y que intentan por todos lo medios parecerse a ellas, padres que se emparejan con mujeres de la edad de sus hijas y que, en definitiva, claudican del rol de enseñantes y transmisores. Todo en la sociedad actual tiende a la exaltación de la juventud, incluso a nivel comercial es explotada: (ropa joven, música joven, cremas para estar joven, etc.) con lo que el adulto despoja al joven de sus rasgos de identidad.


Los adolescentes en gran medida carecen de reglas de autopaternalización, no reciben ninguna enseñanza por el ejemplo o por conversaciones con sus padres. La T.V. se convierte en la única referencia en casas vacías de adultos, y cuando estos aparecen no tiene lugar el diálogo, conversan pero no se dicen una palabra, con lo cual los chicos tienden más y más a replegarse y aislarse.


Dolto señala como muchos de estos jóvenes incrustados en el hogar en lugar de admirar o enfrentarse a los padres tienden a compadecerlos. Se quedan en casa y observan de una manera muy pasiva la decrepitud de los mayores. No pueden identificarse ya que no tienen ideal. Así que o bien critican al padre porque no le gusta el trabajo o dicen que se dejan explotar. Ellos querrían una vida bucólica, se les ha forzado a que sus ideales y exigencias sean muy altas, y a la vez se les enfrenta con el fracaso y con el fantasma del paro. No tienen elección, para qué. Los jóvenes están abocados a una disyuntiva: si se les estimula una competición excesiva, el nivel de exigencias tan alto es destructivo y crea unas reacciones patológicas severas (depresiones, anorexia, etc.) y si no se es un ejemplo estimulante se llega a la decadencia y la apatía, a la ausencia de tensión y oposición.


Si a todo esto añadimos la actual desorganización de las estructuras sociales y la corrupción de los ideales sociales, encarnados en ciertas figuras públicas ya no sólo estamos ante modelos en crisis, sino que algunos llegan a ser nocivos para el adolescente.


El ritmo de vida trepidante actual, donde lo que es válido en este momento en cualquier área de la vida, es obsoleto al día siguiente, no hace sino empeorar las cosas. Si la consigna del adolescente es "no sé lo que quiero, pero lo quiero ya", a eso hay que añadir que para los adultos parece regir el mismo slogan.


Ya no hace falta dietas para adelgazar, actualmente en una horas de quirófano se resuelve el problema, si algo no me gusta me lo quito y ¡ya!.


El tiempo y el esfuerzo requerido para obtener un logro no son tenidos en cuenta, interesa solo el resultado, y tiene que ser el apetecido, y no otro.


Una chica de 14 años, de estatura media baja y algo redondeada me hablaba de sus deseos imperiosos de ser modelo. Cuando le sugerí que era posible dado que ya había tenido la menarquia hacía 2 años, que no alcanzará la estatura que le exigen a las modelos, me miró con cara de terror y decía "eso no es posible, yo quiero crecer, tengo que crecer, no voy a renunciar a ello", como si en su mano estuviera alcanzar la estatura que quisiera (curiosamente si es posible mediante una cruenta y dolorosa intervención quirúrgica un alargamiento del hueso). Ella no contaba con que hay realizaciones imposibles.


También hemos observado en la clínica la frecuencia de mujeres que deciden tener hijos sin padre, o como decía eufemísticamente un seminario al referirse a una conocida presentadora de T.V. "Va a asumir su maternidad en solitario". Estas mujeres, al llegar sus hijos a la adolescencia, y necesitar los modelos identificatorios para poder inscribirse en una genealogía más real, reciben por parte de las madres la negativa a informar sobre el paradero del padre, la forma de conocerlo, se resisten a hablar de él y dar información a sus hijos sobre sus orígenes. Parece que las preguntas de los hijos les destruyen la fantasía de partenogénesis, y el hablar del tercero que triangulariza y que haría salir al hijo de la simbiosis con ella, le rompería de paso su ilusoria creencia en la omnipotencia de completud con su hijo-falo.


La gradual caducidad de las familias tradicionales ha hecho que tanto los padres como los hijos tiendan a confiar cada vez más en los consejos públicos de expertos, dando lugar a lo que P. Bloss denomina crianza artificial. Es verdad que hay que aceptar que los medios de comunicación viven con nosotros, pero la duda y la desconfianza hacia sí mismos y hacia su labor como padres, entorpece el desarrollo del adolescente.


En un interesante artículo sobre la adolescencia como fenómeno cultural, Cartelnuovo hace un estudio de tres modelos familiares socio culturales. En la cultura agraria de campesinado pobre donde la familia funciona como un organismo muy fijo no hay crisis en el tránsito del niño a adulto. Hay una madurez precoz; con un equilibrio familiar y cultural estable y firme.


En las zonas urbanas marginales donde se agrupan familias que han renunciado a la ruralidad pero que aún no son urbanas, tienen elementos que han fracasado en la incorporación al nuevo medio o que han sido segregados por este. Sus integrantes son heterogéneos y tienen como aspiración incorporarse a lo urbano. Tienen una pérdida o deterioro de las instituciones originales y se observa mayores conflictos entre el joven, la familia y la nueva realidad, los jóvenes presentan una elevada morbi-mortalidad derivada de las defensas contra la ansiedad confusional: actuaciones psicopáticas, violencia, accidentes, drogadicción, delincuencia, etc. El conflicto generacional es profundo por que la valoración social de los padres, incultos, pobres y campesinos está en los niveles más bajos. Esta brecha generacional es una de las razones de la inclinación de los adolescentes por integrarse en pandillas en busca de una identidad grupal.


El tercer grupo estudiado es la cultura urbana industrial que presenta varias características que inciden en la eclosión del síndrome adolescente. Los medios de comunicación hacen imposible evitar la inmersión en mensajes contradictorios, con lo cual el joven urbano tiene que enfrentar una crisis multideterminada, donde en un futuro caleidoscopio, tentador y poco controlable nadie le va a garantizar el resultado final de sus esfuerzos.


Estos jóvenes se ven empujados a ser diferentes y mejores que sus padres, en lugar de tomarlos como modelos identificatorios. Han de adquirir costumbres y valores extraños a sus padres revirtiendo la perspectiva. El resultado puede ser una seria desorganización de la personalidad. El elemento más estable es la inestabilidad y la actitud más confiable la desconfianza.


Queremos abrir la última parte de nuestro trabajo con el epígrafe de PROPUESTAS, y encabezar estas con la siguiente cita:


"Solo hay dos legados duraderos que podemos abrigar la esperanza de dejar a nuestros hijos, uno es las raíces, y el otro las alas". Hodding Carter.


El destino de la crisis del adolescente depende de si la familia y los grupos de pertenencia se suman a la acción desorganizante del entorno social o si son capaces de una continencia compensatoria. Lo permanente, lo que no cambia constituye el fondo invisible sobre lo que transita la individualidad.


Los jóvenes actuales tienen nostalgia por el pasado de la generación del 60 porque era una generación que tenía futuro, que tenía ideales, que eran capaces de romper con una sociedad que consideraban injusta y que querían cambiar. Los chicos de ahora poseen más cosas que ideales, y necesitan que seamos capaces de presentarles algo por lo que luchar o contra lo que luchar.


La estrategia publicitaria ofrece la ilusión de un objeto que va a aplacar la necesidad y colmar el deseo. Los dogmas y algunas ideologías proponen la misma idea. Algo que satisfaga todo, léase como salida la droga, paraíso de unión con el yo ideal.


También hay una sobrevaloración de la independencia. Al niño pequeño se le alienta a ser independiente y ello lleva a un traumatismo y a buscar apuntalarse con sustitutos concretos. Aquí entra en acción el consumo de sustancias que creen la fantasía de poder y valor, porque adaptarse, ser alegre, popular, divertido y con éxito es lo que prima.


Y es la necesidad de valores estables y de definiciones concretas lo que necesita el adolescente para no disgregarse. O si se prefiere le podemos llamar raíces.


Y también necesita alas. Dolto nos anima a que apoyemos los proyectos de los jóvenes, aunque se sepan irrealizables. Los proyectos de los adolescentes, que a veces hoy sustituyen los ritos de iniciación, ellos lo imaginan lejanos y les hacen inscribirse en un tiempo y en un espacio, en definitiva les inscribe en la temporalidad, con su correlato de finitud y de aceptación de la muerte y de la falta.


Una prolongación de la niñez y no su acortamiento, ayudaría a ir adquiriendo poco a poco la tolerancia necesaria. Quien a los trece años llega a la pubertad biológica es todavía un niño. Tanto la familia como la escuela deberían tenerlo en cuenta y tolerar la incertidumbre de la espera.


Queremos terminar con unas palabras de alguien ajeno a nuestro círculo pero que nos remiten al tema y al lugar, Bilbao, donde nos encontramos hoy. Rosa Montero, El País 26 de Octubre de 1999


"Ahora, en estos finales del milenio, la solidez y la seguridad se han acabado. Todas las certezas se nos han hecho añicos: desde la fe en Dios hasta la confianza en el progreso, desde la propia identidad hasta el amor. En un mundo tan fragmentario y azaroso, ni siquiera los inmuebles más enormes se asientan con rotundidad sobre sus cimientos. El Guggenheim y el Kursaal son obras tan emocionantes y expresivas por que reflejan nuestros deslizamientos interiores. Es la arquitectura de la incertidumbre".


ACTIVIDADES:



1.- ¿Qué dice el texto?

2.- ¿Qué me dice el texto?

3.- Explicita el sentido de la última oración.